viernes, 15 de febrero de 2019

ROMA


Llegué a Roma después de trece horas de vuelo, mal dormida, pero feliz de respirar aire italiano, no hay nada que hacer la sangre tira…como decía papá…
Ansiosa por llegar al departamento que me habían prestado, tomé un taxi, de paso me familiarizaba con el paisaje de la ciudad. Al llegar una amable señora me dio la bienvenida en un italiano que no dejaba de tener una entonación extraña, me aclaró que era originaria de Filipinas, pero hacía muchos años que vivía en Roma. Me explicó brevemente el funcionamiento del departamento, las tiendas de comestibles que había cerca y se fue…Allí parada en medio de la sala, comencé a observar con detenimiento a mi alrededor…un edificio antiguo …cuidado, pero no dejaba de tener un aroma extraño…ubicado cerca del Campo Dei Fiori. Dejé mis bártulos, salí a caminar y llegue a aquel mercado, lleno de gente, bulliciosa, ofreciendo su mercadería, tentadoramente expuesta las verduras, las pastas…El aroma del café me tentó, busque un bar, un humeante capuchino junto con un corneto fue mi preciado desayuno. Quería absorber todo lo que veía, la gente tan expresiva, hablaban en voz alta, y ahí me sentí completamente identificada…con el tono de mi voz. Recorrí cada puesto, cada tienda, lentamente emprendí el regreso, las horas de vuelo se hacían sentir, necesitaba un descanso.
Al acostarme me sentí extraña, rodeada de las cosas, recuerdos que fueron importantes para la dueña de aquel lugar…que habrá pensado al comprar cada libro que formaba parte de su biblioteca que coronaba cual altar su cama…cuadros y muebles chinos… detalles de lugares en los que había estado…
Por un momento me sentí usurpadora, me acerqué a su fotografía, una bella mujer, culta, independiente, supe que había sido cineasta, allí estaban los libros de grandes del cine…
Asomada a la ventana, pensé , cuantas veces ella habrá hecho lo mismo, mirando la centenaria iglesia que había frente a su casa, Santa Catherina…
Sentí una profunda tristeza, por aquella mujer…que murió sola…porque sus últimos parientes estaban muy lejos de allí…
Comencé a pensar en mi vida, que pensarán cuando ya no esté, que harán con mis cosas, recuerdos que hoy atesoro serán mirados con respeto? Lo mejor de mí lo dejaré en sus corazones, lo mejor que viví lo llevaré conmigo…
Con el último pensamiento agradecí su generosa hospitalidad…cerré los ojos y me dormí.

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